Tras más de un año con el turismo cerrado a cal y canto por las restricciones derivadas de la pandemia global de Covid-19 comienza a verse la luz al final del túnel. Después de tanto tiempo encerrados en casa y sin poder salir de las ciudades de residencia, la gente tiene muchas ganas viajar. Y los viajes a Turquía vuelven a ser algunos de los más demandados por parte de los turistas internacionales.
Turquía posee todo lo que el viajero más exigente pueda demandar, infraestructura hotelera de primer nivel, buena gastronomía, clima benigno, paisajes idílicos, playas de ensueño y mucha cultura. Precisamente hoy queríamos detenernos en los mejores monumentos de Turquía
¿Cuáles son los mejores monumentos de Turquía?
Santa Sofía: es conocida por ser uno de los edificios más bonitos no solo de Turquía, sino de todo el planeta. Santa Sofía asombra al visitante por su exterior, bordeado por los minaretes añadidos tras la conquista de los otomanos. Su interior es igual de fascinante, con exquisitos frescos y su cuidada arquitectura y decoración. Un lugar imprescindible.
Pamukkale: Sin duda se trata de uno de los monumentos naturales más destacados de toda Turquía. Estas terrazas de mármol blanco de Pamukkale, caen en cascada hacia abajo, asemejándose a un campo de nieve en mitad de un escenario verde de exuberante naturaleza. Las ruinas de la cercana ciudad de Hierapolis, antiguo balneario, se encuentran en la cima de su cumbre, con magníficas vistas panorámicas.
Efeso: No se puede perder las ruinas de Éfeso, una ciudad de monumentos colosales y calles envueltas en columnas de mármol. Una de las ciudades romanas mejor conservadas del planeta. Se trata de un destino donde hacerse a la idea de cómo era vivir en pleno Imperio Romano.
Ani: Sus inmuebles abandonados dan una idea de la decadencia de lo que en otros tiempos fue un lugar estratégico de la Ruta de la Seda, que conectaba Asia y Europa. Ani se encuentra en el extremo oriental de Turquía, cerca a la frontera con la vecina Armenia. La época dorada de Ani tuvo su final en el siglo XIV, tras las incursiones de los mongoles y un terremoto. Pero hoy en día es un destino monumental de primera magnitud. No se puede perder la Iglesia del Redentor o la Iglesia de San Gregorio.
Capadocia: Uno de los monumentos naturales más impresionante de todo el país turco. La Capadocia fascina por las surrealistas formas que los elementos y el paso del tiempo han ido tejiendo sobre las rocas del lugar. En este rincón del país se pueden realizar rutas caminando o en coche, pero, sin duda, la experiencia será del todo inolvidable si se sube a un globo aerostático y divisa la panorámica desde las alturas. Sencillamente impresionante
Palacio de Topkapi: El Palacio de Topkapi, ubicado en Estambul, junto al Bósforo y al Cuerno de Oro es uno de los monumentos de Turquía que no puedes dejar de visitar. Este palacio te teletransporta directamente a la época de los sultanes del Imperio Otomano. Desde Topkapi se tomaban las decisiones y se dictaban las órdenes que eran ley en todo el vasto territorio del Imperio. Su interior es majestuoso, mención especial para el harén, pero los jardines públicos no se quedan atrás y además proporcionan un entorno verde en mitad de la metrópolis turca.
Monte Nemrut: El destino turístico más importante del oriente del país. En la cima del Monte Nemrut se localiza este lugar funerario, jalonado de restos de estatuas que lo protegían de los vivos y los muertos. Este lugar raro y solitario es uno de los yacimientos arqueológicos más extraordinarios de todo el mundo. Las enormes cabezas talladas en piedra de dioses contemplan el horizonte desde su cima. El mejor momento del día para visitarlo es al alba, cuando sale el Sol, ya que la luz que se proyecta hace la cima del Monte Nemrut se convierta en un lugar verdaderamente mágico.
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