Descubriendo Ankara

Estambul es la ciudad más conocida, famosa, poblada e importante de Turquía. La antigua Constantinopla es el nudo comercial, financiero y de telecomunicaciones del país. Pero la capital es Ankara, la gran desconocida, una joya escondida, lejos de los tradicionales circuitos turísticos por Turquía, pero que encierra mil y un encantos.

El hecho de que esté emplazada en mitad de la península de Anatolia, a varios kilómetros de los principales atractivos costeros de la región también provoca una primera sensación como de rechazo. Aunque, de veras, es un grave error porque, aunque todas las fotos y reconocimientos se los lleve Estambul, Ankara ha sabido conservar en sus calles, plazas y rincones toda la esencia de la tradición turca, pero sin renunciar por ello a ser una moderna metrópoli, con casi cuatro millones de habitantes.

Además llegar a Ankara desde Estambul es muy sencillo, ciudad de la que dista apenas 350 kilómetros. El trayecto se puede realizar de una manera barata en autobús en unas cuatro horas, o bien en avión, ya que hay vuelos entre ambas metrópolis casi cada hora.

El visitante que llegue por primera vez a Ankara quedará sorprendido por sus buenas infraestructuras, su moderno sistema público de transporte y en general, por el orden que impera en la ciudad, capital administrativa de Turquía. Una urbe muy diferente del resto ya que reina una cierta tranquilidad, a diferencia del caos que impera en muchos otros lugares de Turquía.

La cultura rebosa en la ciudad, como buenas muestras destacan el Museo de las Civilizaciones, el Mausoleo de Ataturk, el Museo Etnogáfico o el Museo de la Guerra de la Independencia. El que busque restos arqueológicos los encontrará por todos los rincones, resaltando el Templo de Augusto, o el Teatro Romano, que guarda intactos el escenario y los bastidores y es un ejemplo muy bien conservado de una de las muchas civilizaciones que pasaron por estas tierras.

Ankara es una apuesta segura, un destino que fascinará a cuantos la visiten. Cultura, modernidad y tradición se funden en la capital administrativa de Turquía, un país mágico y que deja una profunda huella en la memoria de todo el que ponga un pie sobre él.