A la hora de emprender un viaje a Turquía, la climatología debe ser unos de los primeros aspectos que debemos tener en cuenta. En este extenso país, las temperaturas pueden variar mucho entre la temporada veraniega y la de invierno. La mejor opción es apostar por el otoño o la primavera para descubrir los principales rincones del país y dejar el verano para las zonas costeras donde predomina el turismo de sol y playa.
En resumen, lo mejor es visitar este mágico destino durante las estaciones intermedias, o en verano si quieres disfrutar de las playas en las zonas costeras. Al norte y al este, opta mejor por el periodo veraniego para no pasar mucho frío durante la estancia.
La costa oeste de Turquía
Lo más recomendable es seleccionar el período que comprende de marzo a octubre Es sin duda el mejor momento para descubrir ciudades como Esmirna, donde además tiene lugar su festival internacional de las artes, donde se combinan disciplinas como la música clásica y la danza.
La costa del mar Negro
Esta es el área perfecta para los amantes de la historia: cuna de civilizaciones antiguas y múltiples monumentos, la riqueza arqueológica del país es de primer nivel mundial. Septiembre es un gran mes para esta clase de turismo, ya que el calor es menos sofocante y hay menos afluencia de turistas.
Estambul y su región
Cualquier época del año es buena para conocer la mayor ciudad de Turquía, si bien, el otoño y la primavera son las mejores. El invierno es demasiado frío y el verano, demasiado caluroso para enfrentarse a esta gran urbe.
El centro del país
Si hay algo que todos los visitantes que llegan a Turquía nunca consiguen olvidar es la Capadocia. Los meses de septiembre, octubre y noviembre son perfectos para conocer esta región y dar un paseo en globo, ya que en diciembre, enero y febrero las temperaturas pueden resultar demasiado gélidas.
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