Casi siempre a la sombra de la gran metrópoli turca, Estambul, la auténtica capital del país muchas veces es descartada en los itinerarios de los viajes a Turquía. Craso error, ya que Ankara, una ciudad que ha duplicado su tamaño en apenas dos décadas posee una historia milenaria, y es un auténtico crisol de cultural que hace que sea un destino que bien merezca la pena conocer. Estos son algunos de los motivos para no perderte Ankara.
Mausoleo de Atatürk
El padre de la Turquía moderna es un verdadero mito en este país. La magnitud de su legado se hace patente cuando se visita este impresionante monumento dedicado a su figura. Fue precisamente Atatürk, el fundador y primer presidente de la nueva República de Turquía, quién designó a Ankara como nueva capital del país, por lo que en esta ciudad es, si cabe, todavía más venerado Son cientos de miles de personas las que visitan cada año este mausoleo.
Kizilay
Este lugar es el verdadero centro de negocios y la escena social de Ankara. En sus calles y plazas podemos encontrar numerosas tiendas de vanguardia, diseño, arte y moda. También restaurantes de todo tipo, grandes centros comerciales bares y hasta discotecas. A sólo un paso, se ubica la Asamblea Nacional de Turquía.
Calles de la Parte Vieja
Un recorrido a pie por los históricos barrios antiguos de la ciudad es una de las experiencias que más marcada queda en la retina del viajero. Es como si el tiempo se hubiera detenido hace mil años. Un auténtico laberinto de pequeñas callejuelas estrechas y con trazado irregular donde se encuentran pequeñas tiendecitas donde se puede encontrar, literalmente, de todo. Eso sí, los comerciantes de aquí les gusta regatear fuerte, son un hueso duro de roer y habrá que apretar los dientes, armarse de paciencia y desplegar todas nuestras artes de negociación si queremos alcanzar un precio al mismo nivel del que le costaría a un ciudadano turco.
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